No somos conscientes de la magnitud de los efectos del cambio climático

Alex Ghenis es director de la organización estadounidense “Accesible Climate Strategies”. Especialista en la resiliencia climática y los derechos de las personas con discapacidad cree firmemente que las personas con discapacidad deben ser parte activa en la planificación, las políticas y las acciones relacionadas con la emergencia climática.

Por
Sheila M. Cué
Alex Ghenis es master en Políticas Públicas por la Universidad de California.
Alex Ghenis es master en Políticas Públicas por la Universidad de California.

¿Cuál es la relación entre cambio climático y discapacidad?

El impacto que puede tener el cambio climático sobre las personas con discapacidad puede ser desproporcionado, aunque solo sea por el efecto que tiene sobre su salud. Las personas con discapacidad se enfrentan a desigualdades sociales y económicas en comparación con la población sin discapacidad, desigualdades que afectan a la resiliencia personal y a la capacidad de adaptación y recuperación ante el impacto climático. En último lugar, estarían los grandes marcos y estructuras para lograr una mayor equidad: las infraestructuras accesibles, la asistencia personal o las tecnologías adaptativas. Las consecuencias inmediatas y a largo plazo del cambio climático van a alterar estos marcos y estructuras, lo que va a tener consecuencias para las personas con discapacidad.

¿Qué papel deberían tener las organizaciones de personas con discapacidad en la lucha por la justicia climática?

Ante todo, las organizaciones deberían hacer todo lo posible para que al menos un miembro de su personal tuviera un conocimiento suficiente del cambio climático y pudiera participar en debates externos. Por ejemplo, yo he participado en la Red de Adaptación al cambio climático de la región de la Bahía de San Francisco, en la que una reunión al completo puede reunir a más de 100 personas, sin embargo, la representación de la comunidad de personas con discapacidad es muy baja.

También se debe priorizar la adaptación/resiliencia sobre la mitigación de los efectos del cambio climático. En cierto modo, una buena parte de la lucha por los derechos de las personas con discapacidad también suman en la resiliencia climática, por lo que la mayoría de las organizaciones deberían ser capaces de hacer incidencia en este tema sin cambiar demasiado su programa.

Y ¿cuál debería ser el papel de los demás agentes implicados (sector público, administraciones, medios de comunicación, universidades...)?

Los gobiernos normalmente abordan los derechos de las personas con discapacidad y los asuntos relacionados con el cambio climático de una forma segmentada. Este marco debe cambiar. El primer paso es que los gobiernos incluyan personal y activistas con discapacidades para todo lo relacionado con el cambio climático, en todo tipo de áreas, que vayan desde la energía verde a la planificación frente a desastres.

El movimiento ecologista debería colaborar con el de los derechos de las personas con discapacidad.

Como aliados en la lucha común por los derechos humanos, todo el movimiento ecologista debería colaborar con el movimiento y la comunidad por los derechos de las personas con discapacidad.

En relación a los medios, el mayor cambio que debe continuar es haber pasado de tragedias individuales a historias que destacan problemas sistémicos y el empoderamiento comunitario. Es importante ir más allá de los desastres naturales: casi todas las historias sobre discapacidad y el clima se sitúan en el contexto de desastres, pero nos deberíamos estar haciendo preguntas como “¿qué supone la migración climática para las personas con discapacidad y qué podemos hacer al respecto?”.

Se deberían crear redes sobre clima y discapacidad dentro de las universidades y entre las mismas, a ser posible incluyendo a otros departamentos fuera del ámbito de la climatología y la discapacidad (como política pública, economía, derecho, ingeniería, etc.). Las cumbres, conferencias de investigación, etc., sobre los derechos de las personas con discapacidad, deberían incluir eventos sobre el cambio climático y se debería invitar a organizaciones dedicadas a esta temática. Las universidades también podrían auspiciar conferencias y eventos puntuales sobre cambio climático y discapacidad, u ofrecer cursos sobre el tema a sus estudiantes.

¿Crees que somos conscientes de los riesgos del cambio climático?

No, en absoluto, en ningún frente. Si soy sincero, desde que supe del peligro de los ciclos de retroalimentación, hace unos doce años o así, soy muy pesimista sobre el cambio climático. La gente, y los gobiernos en general, no comprenden la magnitud de lo que se avecina. También creo que los activistas climáticos están poniendo demasiada energía en la mitigación y no la suficiente en la adaptación y la resiliencia. Las inversiones necesarias para mantener que la sociedad siguiera en marcha incluso en el peor de los escenarios (que los océanos suban por lo menos un metro, los patrones climáticos sean más peligrosos y los recursos hídricos sean menos fiables, etc.), supondrían miles de millones de dólares y se necesitarían décadas para su construcción, por lo que deberíamos dedicar más energía a ello.

La gente no entiende cuáles serán los efectos que el cambio climático tendrá sobre las personas con discapacidad, ya sean directos o indirectos. Con la pandemia del COVID-19  estamos viendo cómo las personas con discapacidad pueden tener dificultades para recibir una atención médica regular, que haya recortes del gobierno debido a la reducción de los ingresos a través de impuestos o que sufran otras importantes consecuencias.  El cambio climático va a suponer un impacto aún mayor en lo social y lo económico, y los problemas para las personas con discapacidad van a ser aún mayores. El colectivo ecologista y del cambio climático, en su mayoría, no sabe lo suficiente sobre los efectos que supone para las personas con discapacidad y viceversa, y las implicaciones que tiene para su comunidad (al igual que la mayoría de la gente).

En relación con los desastres naturales, ¿cómo están afectando a las personas con discapacidad?

Los desastres naturales tienen un impacto directo sobre las personas con discapacidad.  Con unos ingresos y ahorros medios más bajos, tienen menos recursos para prepararse ante los desastres y recuperarse una vez pasados. Puede que tengan menos conexiones con redes externas, como por ejemplo de noticias o redes sociales que les puedan avisar de peligros inminentes. Puede que, en caso de que necesiten ayuda, no puedan ponerse en contacto con sus cuidadores para que les ayuden en su hogar o que no dispongan de un conductor para su evacuación. Por lo general, la evacuación suele ser más complicada. Los refugios de emergencia no siempre tienen camas, servicios o instalaciones de baño accesibles; protocolos para animales de servicio o personal de apoyo cualificado, entre otras cosas. Por lo general, no existen políticas para realizar un registro de personas con discapacidad, con el fin de poder hacer un seguimiento en caso de evacuación. Una de las pocas cosas buenas podría ser que en el proceso de reconstrucción que normalmente se realiza tras los desastres, se pueda garantizar que los nuevos entornos se hagan con acceso universal.

¿Qué tipo de decisiones y medidas deberían tomarse para garantizar que las personas con discapacidad sean tenidas en cuenta en estas situaciones?

La lista es muy larga, va desde proporcionar alarma temprana a garantizar la evacuación y asegurarse de que estas personas tengan un refugio accesible, ayudas y oportunidades de empleo una vez que se recuperan.

El cambio climático supone un impacto social y económico mayor que COVID-19.

Toda la comunicación debería ser accesible, por ejemplo, los vídeos deben tener subtítulos y deberían funcionar con un lector de pantalla. Incluir a la comunidad de personas con discapacidad en toda la planificación y preparación a nivel gubernamental. Crear procesos que permitan disponer de refugios accesibles con asistencia y servicios. Garantizar, antes de los desastres, que las personas con discapacidad disponen de transporte para su evacuación o garantizar que, en caso de desplazamientos, se flexibiliza la atención sanitaria entre fronteras. La resiliencia climática, sin lugar a dudas, debe ser más inclusiva para las personas con discapacidad.

En los últimos tiempos, EEUU ha sufrido varios desastres naturales, como el Katrina. En este caso o en otros similares, ¿cómo han actuado las autoridades con respecto a las personas con discapacidad?

Ha habido muchos informes e incluso documentales sobre cómo las personas con discapacidad han vivido los desastres en los EEUU. El huracán Katrina en 2005 fue un punto de inflexión: una gran parte de los muertos tenían discapacidad y la evacuación de los que sobrevivieron no fue lo suficientemente accesible, como no lo fueron los refugios ni los servicios. Las imágenes de sillas de ruedas hundidas en las calles de Nueva Orleans también atrajeron la atención del gran público.

Algunas cosas, no todas, mejoraron con el huracán Sandy, pero las personas que residían en instituciones como las residencias de ancianos sufrieron más la tormenta atlántica. Durante el huracán María en Puerto Rico, las personas con discapacidad tuvieron que enfrentarse a barreras mucho más altas, en una isla que ya de por sí tiene un déficit en atención sanitaria y en servicios sociales.
 
Disponemos ahora de más personal y funcionarios dedicados a la discapacidad en desastres, y hay representantes de las personas con discapacidad en puestos en los comités de planificación. Varios estados disponen de “equipos de servicio de evaluación funcional”, que funcionan en todo el país, y que van a los refugios para desastres y ayudan a organizar los servicios. La situación no es perfecta ni de lejos y todavía hay juicios en los tribunales. Sin embargo, ha habido ciertos avances y seguimos luchando.

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