Discapacidad en la ficción: del empoderamiento a la normalización

Representar de una manera respetuosa, creíble y fidedigna es uno de los principales retos a los que se enfrentan aquellas personas que crean obras de ficción y en este sentido, representar la discapacidad ha pasado por diferentes escenarios en los últimos años. Partiendo desde la mofa, ha pasado por el empoderamiento y la superación para llegar ahora al nuevo desafío que se le plantea: la normalización.

Por
César Jiménez
La actriz y cantante Miriam Fernández, durante su paso por “La Voz” | Foto de “La Voz”

De la misma manera que las personajes de ficción femeninos han tenido que atravesar un periplo para dejar de ser las clásicas ‘damiselas en apuros’ o ‘novias de’ y convertirse, cada vez de manera más frecuente, en las protagonistas de sus propias historias en las que no necesitan el apoyo de un personaje masculino para darle peso e importancia a la narración, los personajes basados en personas con discapacidad todavía tienen un largo camino por recorrer para que sus tramas no se vean focalizadas en sus discapacidades.


Afortunadamente, en la actualidad casi son residuales ya las creaciones en las que la discapacidad es utilizada como gancho de humor o donde el resto de personajes se mofan de quien tiene una discapacidad. Sin embargo, estas obras dieron paso a otras en las que aparecían personas con discapacidad, cuya trama consistía en narrar cómo vivían con esa discapacidad en su día a día, cómo se sobreponían a las barreras, tanto arquitectónicas como mentales del resto de la sociedad, y cómo alcanzaban esos objetivos que se habían planteado en un principio.


En este sentido, la actriz Miriam Fernández explica que la normalización de las personas con discapacidad en los escenarios pasa por el hecho de que “no necesariamente mi personaje y su conflicto tienen que girar en torno a la discapacidad”, puesto que “en mi vida diaria, mi vida no gira en torno a la discapacidad y para mí la discapacidad es una circunstancia más que tengo en la vida, como puedo tener otras miles, que para nada me limita para hacer lo que yo quiero”.


“También me enamoro, también discuto, también voy al banco, también tengo amigos y no estoy todo el rato pensando en que tengo una discapacidad”, relata esta actriz, quien celebra que “con la compañía de teatro Blanca Marsillach, hago Lope de Vega y hago muchísimas cosas y en ningún momento el andador que utilizo para caminar tiene protagonismo para el personaje”. Sin embargo, reconoce que es consciente de que esta situación “no es lo habitual, sino que siempre que aparece una silla de ruedas o algo, parece que hay que justificarlo”.


A su juicio, la “verdadera normalización” llegará el día en el que se entienda que “la sociedad es diversa y que no hay que justificar todo el rato, de la misma manera que no justificas por qué una chica es pelirroja, pues tampoco justificas por qué una chica lleva andador”. “Tiene que haber personas con discapacidad escribiendo guiones, y tiene que haber personas con discapacidad en los equipos y absolutamente en todo, porque es verdad que muchas veces por intentar incluir, lo único que estás haciendo es separar más sin darte cuenta,” concluye Fernández.

“Mi vida no gira en torno

 a la discapacidad”

Por su parte, la gerente de la Fundación Atresmedia, Lary León, considera que “aunque queda mucho camino por hacer, hemos avanzado mucho y es verdad que ya el tono al hablar de la discapacidad ha cambiado, ya no es un tono paternalista” y en este sentido defiende que “ahora estamos en un momento en el que, después de normalizar otro tipo de situaciones como puede ser la homosexualidad o las diferentes razas, estaría bien aprovecharlo para normalizar la discapacidad”.


“Desde Atresmedia, a través de la Fundación, es verdad que prestamos una atención especial en sensibilizar no solo a nuestra casa y a nuestro propio grupo, sino también a productoras, a agencias de cine, de publicidad, de producciones audiovisuales en el tema de la discapacidad, tanto detrás como delante de las cámaras”, explica León, que detalla que “detrás lo que quiere decir es que queremos fomentar e impulsar el empleo de las personas con discapacidad en los perfiles de empleo del sector audiovisual y con este objetivo, hemos hecho formación para personas que puedan trabajar en producción, en multimedia...”

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Además, añade que están llevando a cabo “un curso de interpretación con el que queremos crear una cantera de actores y actrices con discapacidad para que puedan formar parte de los castings y de las producciones”. Finalmente, sobre la citada normalización, la gerente de la Fundación Atresmedia considera que “sí que estamos viendo pequeños cambios que esperamos que poco a poco se contagien al resto de cadenas o de producciones y que pueda normalizar aún más la discapacidad”.


Un papel fundamental para que los personajes con discapacidad estén representados de una manera fidedigna e inclusiva es que estén escritos de esa manera por parte de los y las guionistas que trabajan en esa ficción. De esta manera, la presidenta del Foro de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA), Ana Hormaetxea, admite que “probablemente las personas con discapacidad no estén bien representadas en las ficciones audiovisuales”, pero añade que, a su juicio, “sí creo que se ha avanzado mucho y sí que creo que se ha avanzado en normalizar y sobre todo en la forma de tratar”.


Hormaetxea asegura que “seguro que nos queda mucho por hacer, porque vamos un poco a remolque de la sociedad” y defiende que “la clave está en que no sea la discapacidad su característica principal y su fuente de conflicto con los demás personajes”.


Sobre qué solución considera que es la necesaria para conseguir esta normalización, la presidenta de FAGA, incide en que “no tengo una receta, pero creo que en general las asociaciones lo están haciendo bastante bien, porque sí que ha habido un cambio en la visibilidad a nivel social y eso tendrá mucho que ver con la labor que hace el movimiento asociativo de las personas con discapacidad”.


“Ahora no se te ocurre meter en guion un chiste de personas con tartamudez, porque a nivel social ya no tiene gracia”, afirma Hormaetxea, que incide en que “no es que no lo metamos por censura o autocensura o porque no podemos hacer ese chiste, sino porque no tiene gracia” y añade que “esto a la contra también funciona: cuando hay menos barreras arquitectónicas y cuando son más visibles las personas con discapacidad, a la hora de crear personajes está todo más accesible y más a mano y los referentes más claros”. “Al final los guionistas como seres sociales que somos, somos permeables a todas esas cosas”, remarca.

“Un personaje con discapacidad

no es solo su discapacidad,

son muchas más cosas”

Otro de los aspectos a debatir cuando aparece la discapacidad en los rodajes es acerca de si ese papel debe ser interpretado por un actor o una actriz con la discapacidad del personaje, cuestión en lo que hay diferentes puntos de vista.


Por ejemplo, Fernández considera que “habiendo actores que podemos hacerlo mucho mejor, pero no por el hecho de que seamos mejores, sino porque lo hemos vivido, ya que la interpretación se basa mucho en la experiencia que de repente haya una persona que se lo haga, pues la verdad es que en ese sentido considero que hay que dar más oportunidad a los actores y las actrices que sí tienen esa discapacidad”.


Coincidiendo con ella, León opina que “efectivamente quién mejor va interpretar a una persona que va en silla de ruedas que una persona que va en silla de ruedas, porque le da muchísima más realidad y muchísima más veracidad a todo lo que quieras contar en la trama de esa historia”. Sin embargo, Hormaetxea hace hincapié en que “al final un personaje con discapacidad no es solo su discapacidad, son muchas más cosas”, por lo que “si por perfil encaja con lo otro desde luego es deseable”, pero añade que “también es verdad que a veces no es posible”.


A este respecto, el secretario de Organización de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), Daniel-Aníbal García Diego, señala que “la normalización de la discapacidad en general y de las personas con discapacidad en particular en las producciones culturales es fundamental para que nuestro grupo social sea incluido en la sociedad y podamos participar activamente en la sociedad en las mismas condiciones que el resto de la población”.


“Las producciones al final deben ser un reflejo de la sociedad y en este sentido las personas con discapacidad debemos salir reflejadas en ellas de manera coherente e inclusiva porque ya no somos sujetos pasivos, sino ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho, protagonistas de nuestras vidas”, concluye.

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