Discapacidad y mundo rural, cuando la discriminación se multiplica

A día de hoy las personas con discapacidad tienen que hacer frente a multitud de barreras para llevar a cabo una vida normalizada y poder desarrollarse profesional y personalmente de una manera autónoma. Barreras que son más difíciles sortear cuando se trata del mundo rural.

Por
César Jiménez Cruz
Una persona se desplaza en silla de ruedas por un camino sin asfaltar.
Una persona se desplaza en silla de ruedas por un camino sin asfaltar.

El mundo rural ofrece una serie de ventajas que las grandes ciudades no pueden aportar: menor contaminación -tanto ambiental como acústica-, un ambiente más relajado en comparación con el ajetreo de la ciudad y una mayor cercanía entre las personas que lo habitan, entre otros aspectos. Sin embargo, cuando se trata de pueblos pequeños, estas ventajas tienen que convivir con una serie de inconvenientes, los cuales, la mayoría están relacionados con una menor oferta de servicios como pueden ser escuelas, hospitales e incluso zonas de ocio como pueden ser el cine o una bolera.

Estos inconvenientes se pueden solventar en mayor o menor medida desplazándose a ciudades que sí dispongan de estos servicios, pero la falta de accesibilidad provoca que las personas con discapacidad lo tengan más complicado que el resto de la población para poder desarrollarse plenamente como personas.

Es el caso de Maitén Abad, una mujer con movilidad reducida que vive en un pueblo cuya ciudad más cercana es Ponferrada. “En el pueblo no tenemos los servicios que hay en las ciudades”, remarca al tiempo que reivindica que “las personas con discapacidad y las personas sin discapacidad debemos poder acceder a los servicios en igualdad de condiciones sin tener que depender de nadie”.

En concreto, Abad que ella no tiene carnet de conducir ni coche, por lo que “si tengo que ir a ver una película al cine o al médico, tengo que depender de alguien que me lleve a Ponferrada”, lo cual, choca con la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que destaca la importancia de que las personas de este grupo social puedan vivir de manera independiente y no necesiten de terceras personas para poder desarrollar su propio modelo de vida.

Además, va en contra de lo referido en la citada Convención cuando se habla de accesibilidad y donde se especifica que “a fin de que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes adoptarán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás”.

Por su parte, Concepción Tejón, psicóloga de COCEMFE León, coincide con Abad en que “la mayor dificultad con respecto a las personas con discapacidad que vive en las ciudades está en el acceso a los servicios”, puesto que “al carecer de un transporte público adaptado, dependen de medios de transporte propios y/o de personas de su entorno que a veces tampoco están adaptados”.

De esta manera, derechos tan importantes como el derecho a la salud, el derecho al empleo o el derecho al ocio quedan relegados a la posibilidad de que terceras personas decidan actuar y apoyar a las personas con discapacidad para que puedan sortear los obstáculos ya mencionados.

Por otra parte, Pedro González, quien se desplaza en silla de ruedas por una lesión medular y también vive en un pueblo de pocos miles de habitantes, hace hincapié en que se han conseguido avances en materia de accesibilidad a lo largo de estos años. “Muchos sitios oficiales como el ayuntamiento y el centro de salud carecían de todo tipo de accesibilidad en su momento, pero hoy en día sí que ya se puede acceder a ellos sin ningún tipo de inconveniente”, celebra.

A pesar de ello, es consciente de que “todavía quedan muchas cosas por hacer” como, por ejemplo, los rebajes de las aceras para que estén a cota cero o la problemática que se encuentra cuando algunos bares sitúan sus terrazas ocupando casi la totalidad de la acera, “obligándote a ir por la carretera, con el peligro que ello conlleva”.

“Las barreras arquitectónicas al final son las mismas prácticamente que las que te puedes encontrar en una ciudad”, señala González, que coincide con Abad en que muchas de estas tareas pendientes tienen que ver con el transporte, puesto que “tenemos una estación de tren, pero no puedes acceder al tres por tus propios medios y tampoco disponemos de un servicio de Atendo como puedan tener otras ciudades” y, en este sentido, “también tenemos autobuses interurbanos, pero no son accesibles, por lo que te limita la posibilidad de desplazarte a la ciudad más cercana”.

Otra de las barreras a las que tienen que hacer frente González y sus vecinos es que “han retirado la partida presupuestaria que iba destinada a una silla para poder meterte en la piscina climatizada que tenemos”, por lo que “actualmente la piscina es inaccesible y no solo para mí, sino también para personas que la pudieran necesitar como las personas mayores que van a clases de ‘aquagym’, por ejemplo” 

Por suerte, el pueblo de González está prácticamente asfaltado, porque, tal y como señala Tejón, “las personas con movilidad reducida tienen muy difícil moverse por un suelo muy empedrado” y por ello “cuando se organizan actividades en zonas rurales, desde la propia federación o desde asociaciones que cuentan con personas con problemas de movilidad siempre hay que tener en cuenta este factor y, normalmente, se descartan este tipo de lugares”.

En este sentido, Tejón detalla “en este momento se están ejecutando dos proyectos en el mundo rural: ‘Atención sociosanitaria a personas con discapacidad en el domicilio’ y ‘Nuevas tecnologías aplicadas a la autonomía personal’” y remarca que “tanto desde COCEMFE León como desde sus entidades miembros, se trata de acercar servicios a los municipios rurales para que las personas con discapacidad residentes en ellos puedan disfrutar de estos servicios igual que las personas residentes en la ciudad”.

“Una persona con discapacidad en el mundo rural lo tiene más difícil para desarrollar su propio modelo de vida”

En algunas ocasiones, garantizar la accesibilidad universal puede entrar en conflicto con el valor histórico y arquitectónico de ciertos pueblos, pero esta psicóloga de COCEMFE León tiene claro que “garantizar los derechos de las personas siempre es lo primero” y añade que “seguro que este choque nunca es tan insalvable como pueda parecer en principio”, sino que “es cuestión de buscar soluciones ingeniosas para mantener un equilibrio”.

“Una persona con discapacidad en el mundo rural lo tiene más difícil para desarrollar su propio modelo de vida que una persona con discapacidad que vive en la ciudad porque el acceso a servicios es más complicado y dispone de menos recursos educativos, de empleo…” afirma Tejón que remarca que “dependiendo de la localidad, las personas con discapacidad tienen dificultades hasta para acudir a una visita médica de Atención Primaria”.

Al respecto, Tejón advierte también de las diferencias existentes entre hombres y mujeres con discapacidad, porque “las mujeres con discapacidad son objeto de una triple discriminación: por ser mujer, por tener discapacidad y por residir en el medio rural”. “Además de disponer de menos recursos sociales, culturales… tienen más limitaciones a la hora de disfrutar de actividades de ocio, reservadas más a los hombres, y siguen siendo las principales responsables del cuidado de familiares”, argumenta.

La situación de las personas con discapacidad en el mundo rural requiere un plan de acción por parte de las administraciones públicas y en este sentido, COCEMFE ofrece su colaboración para llevar a cabo la formación necesaria porque, según defiende Tejón, “a veces no se trata tanto de falta de recursos del municipio como de falta de información o de sensibilización”. “Hay muchas situaciones que se pueden resolver con una inversión mínima”, remarca.

“No se trata tanto de falta de recursos del municipio como de falta de información o de sensibilización”

Entre los estudios realizados para conocer cuál es la situación respecto al mundo rural, destaca el ‘Informe Anual de Indicadores: Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente 2017’, que señaló que solo el 16,5 % de la población española (7.686.815 personas) estaba censada en los 6.678 municipios denominados rurales, cuya superficie representa el 84,2 % de la extensión total del territorio español. 

Este estudio es la confirmación del “circulo vicioso difícil de romper que se produce cuando hablamos de la situación de las personas con discapacidad en el mundo rural”, que obedece a que “al ser una localidad pequeña, hay pocas personas y por lo tanto pocas personas con problemas de movilidad y como consecuencia no se destinan recursos a mejorar la accesibilidad”. “Esto provoca que las personas no puedan salir de casa y desplazarse por su pueblo con facilidad, por lo que lo abandonan y se trasladan a núcleo poblacional mayor si pueden permitírselo”, concluye.

Por todo este motivo, el presidente de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), Anxo Queiruga, reivindica que se lleven a cabo las medidas necesarias para evitar que “nuestros pueblos sigan vaciándose y sigan aumentando las diferencias entre las personas que viven en el mundo rural y las personas que viven en las ciudades”.

“No podemos permitir que una persona tenga unas mayores dificultades de desarrollar su propio modelo de vida según la localidad de España en la que haya nacido”, reclama Queiruga, que recuerda a los organismos públicos que el movimiento asociativo de COCEMFE ofrece su colaboración para acabar con este factor diferenciador.

Por último, el presidente de la Confederación destaca que “toda la sociedad trabajando en la misma dirección conseguirá que el mundo rural pase de ser ese lugar donde la discriminación se multiplica a un espacio en el que la igualdad de derechos y de oportunidades esté garantizada”.


 

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