La discapacidad es salud pública ya que es una situación que puede sucedernos y afectarnos a todas las personas en algún momento de nuestras vidas, y que puede y debe ser abordada de forma integral por las administraciones públicas, mediante acciones preventivas, de tratamiento y rehabilitación, y actuaciones destinadas a disminuir/eliminar las barreras personales, socioeconómicas, profesionales, ambientales y de cualquier otra índole que contribuyen a la existencia y persistencia de esa discapacidad.
Es por ello que la discapacidad ha tenido cabida en la Estrategia de Salud Pública 2022 (ESP 2022), la primera de carácter nacional, que nace con la firme convicción de que los documentos que se redactan deben ser herramientas útiles para conseguir una sociedad más justa, saludable, próspera y resiliente. La ESP 2022 tiene la intención de ser la hoja de ruta común en todo nuestro territorio para la formulación, establecimiento y evaluación de políticas en salud y para incluir la perspectiva de salud y equidad en todas las políticas.
Para conocer de primera mano de dónde debía partir la ESP 2022, se realizó un extenso análisis de situación dividido en dos grandes bloques; el estudio del estado de salud de nuestra población incluyendo la esperanza de vida, la morbimortalidad, y los determinantes de la salud; por otro lado, el estudio del estado de la salud pública, con una revisión de las estructuras de la salud pública nacionales e internacionales, los instrumentos ejecutores y facilitadores en salud pública, el trabajo y los profesionales de la salud pública, la información, la vigilancia, la comunicación y abogacía de la salud pública.
El análisis de la discapacidad se ha realizado con datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD), de la Base Estatal de datos de personas con valoración del grado de discapacidad del Imserso, y de datos adicionales procedentes del INE y de otras fuentes.
Además, se ha dedicado un espacio a la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), propuesta por en 2001. Constituye un marco conceptual que cambia el paradigma de clasificación de la discapacidad al describir la situación funcional de las personas no solo en base a la deficiencia que puedan padecer, sino considerando las características de la persona y los factores ambientales que la rodean y que actúan de barreras o facilitadores de esa funcionalidad. Es una clasificación con un enorme potencial ya que estandariza los procesos de obtención de información sobre la funcionalidad de las personas, permite compararla entre territorios y países, y facilita el planteamiento de servicios y programas de salud. A pesar de sus bondades, el uso de la CIF no se ha generalizado en nuestro territorio; esperamos que su inclusión en la ESP 2022 ayude a fomentar su utilización, y con los datos obtenidos, la innovación en esta materia.
Tras el análisis, la ESP 2022 plantea cuatro Líneas Estratégicas: fortalecer la salud pública para mejorar la salud de la población; actualizar su vigilancia y garantizar la capacidad de respuesta ante los riesgos y las emergencias en salud; mejorar la salud y bienestar de la población a través de la prevención y el fomento de estilos de vida en entornos saludables, seguros y sostenibles y promover equidad en la salud de la población a lo largo de la vida.
Se han incluido acciones orientadas a la mejora de la salud de las personas con discapacidad, todas alineadas directa o indirectamente, como no podía ser de otra manera, con la Estrategia Española sobre Discapacidad 2022-2030, la Estrategia Europea sobre Discapacidad, y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Entre las acciones destacan: el establecimiento de mecanismos eficaces de coordinación interministerial e intersectorial para fomentar la salud en todas las políticas; la promoción de la accesibilidad universal; la promoción de la coordinación entre los sistemas sanitarios, de servicios sociales y de salud pública para mejorar la atención integral de las personas, así como la promoción la autonomía personal, y la atención y protección a las personas en situación de dependencia. Más específicamente, y centrándonos en este grupo social, se pueden citar la mejora de las coberturas de vacunación frente a enfermedades inmunoprevenibles, el cribado neonatal de hipoacusia, enfermedades endocrino-metabólicas, enfermedades infecciosas y anomalías cromosómicas, o la detección precoz y abordaje de la fragilidad y cronicidad.
En definitiva, la ESP 2022 es una herramienta por y para la salud pública. Confío en que se unirá a todos los documentos y acciones que ya existen en relación a la discapacidad y servirá de marco orientativo, trampolín, reclamo y oportunidad para promover los derechos de las personas con discapacidad, contribuir a la consecución de la accesibilidad universal, y mejorar la salud y el bienestar de todas las personas.