Mujer con discapacidad y pandemia: vivirlo para contarlo

La pandemia de la COVID-19 ha relegado aún más a las mujeres y niñas con discapacidad en todas las esferas y ámbitos de su vida, aumentando las desigualdades y los riesgos, especialmente en lo referente a situaciones de violencia, acceso a la atención sanitaria, a la educación, al empleo y participación social. Sus vidas siguen marcadas por las desigualdades, por procesos de invisibilización derivados de la discriminación interseccional.

COCEMFE, consciente de esta situación ha reforzado la constante labor que realiza para favorecer la inclusión de las niñas y mujeres con discapacidad.

Por
Estefanía Vázquez
En el caso de las niñas y mujeres con discapacidad el confinamiento no es algo nuevo

Tanto es así que, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la jefa de la Unidad de Discapacidad, Alarcos Cieza, afirmaba durante su intervención en la IV Conferencia Sectorial de Mujeres y niñas con discapacidad, organizada por la Fundación CERMI Mujeres (FCM) bajo el título de “Las mujeres con discapacidad y la salud” que “las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, tienen que ser consideradas un grupo en situación de vulnerabilidad durante una crisis de salud pública y necesitan una atención prioritaria”.

La pandemia de la COVID-19 ha puesto en riesgo los derechos humanos de las personas con discapacidad, y eso que parecía que la situación pandémica había aflorado el sentimiento de solidaridad en las personas y hasta se reconocía el valor de los servicios públicos, no obstante, se ha puesto en relieve que eso no es así.

“Más de 400 días nos separan del 13 de marzo de 2020, fecha que difícilmente vamos a olvidar puesto que supuso el inicio de un confinamiento en nuestro país como consecuencia de una pandemia sanitaria que, poco a poco, fue derivando en una pandemia social que ha atacado a lo que conocemos como Estado de bienestar. En el caso de las niñas y mujeres con discapacidad, el confinamiento no es algo nuevo, el desconocimiento de nuestra realidad por parte del resto de la sociedad, así como las diferentes barreras para el acceso y ejercicio de derechos, nos han impedido la participación con todas las garantías en la sociedad”, afirma Mónica Álvarez San Primitivo, vicepresidenta de la Confederación Estatal de Mujeres y Niñas con Discapacidad (CEMUDIS), entidad miembro de COCEMFE.

Confinamiento y violencia

Las mujeres y niñas con discapacidad se convirtieron en dianas perfectas para la violencia durante el confinamiento dejándolas en la mayoría de los casos en situaciones de especial vulnerabilidad.

Es imprescindible retomar la atención presencial en todos los servicios priorizando la atención de los grupos que tienen mayores dificultades de acceso a medios telemáticos

 
Según explica la vicepresidenta de CEMUDIS, si bien el confinamiento “ha sido una herramienta de protección de nuestra salud para evitar una mayor propagación de la pandemia”, a su vez “ha supuesto un mayor riesgo para aquellas niñas y mujeres que viven situaciones de violencia, ya que es en los espacios más privados donde se llevan a cabo situaciones de mayor riesgo en caso de vivir algún tipo de violencia. Ese refugio en lo privado ha supuesto una mayor dificultad para ver aquellos indicadores de situaciones de violencia”.

Para San Primitivo, “convivir con la figura agresora sin poder acudir a servicios y tener que acceder por vía telemática a los recursos sanitarios sigue siendo a día de hoy un riesgo  para las mujeres y niñas con discapacidad”.

Y explica “las barreras en el acceso a servicios y recursos de modo telemático, debido la brecha digital que, por motivos socioeconómicos, afecta en mayor medida a mujeres y niñas con discapacidad, se agrava en el caso de aquellas personas que residen en ámbitos con peores infraestructuras tecnológicas, como en entornos rurales, o que necesitan adaptaciones para la accesibilidad y asequibilidad de los medios tecnológicos”.
 
Otro de los elementos que ha supuesto una barrera para el bienestar de las mujeres y niñas con discapacidad ha sido el malestar psicológico derivado de las situaciones de aislamiento particulares que hemos vivido y a las que nos seguimos enfrentando en este contexto de pandemia. La soledad no deseada, entendida como la percepción de no tener apoyos o alguien con quien contar, se ha puesto de manifiesto como un factor de malestar psicológico que puede aparecer en mayor medida en situaciones como la que se ha vivido.

“Como mujer maltratada y con discapacidad, el periodo de pandemia ha sido muy contradictorio. Por una parte, ha sido devastador ya que me sumergí en una gran soledad y me aislé de tal manera que incluso me adapté a mi soledad. Pero aprendí a enriquecerme emocionalmente, a sobrevivir, a ver las dos caras de la moneda, elegí empoderarme y salir adelante. He aprendido que, si le sonríes a la vida, la vida te sonríe”, relata Concha García, una de las usuarias del Programa de Empoderamiento y  Actuación para el Empleo de COCEMFE.
 
Según los datos recogidos por una encuesta realizada desde COCEMFE sobre el impacto de la COVID-19 en mujeres y niñas con discapacidad al final del confinamiento, el 31% de las mujeres con discapacidad vieron que su responsabilidad en relación a los cuidados había aumentado, el 36% afirmaron que la economía familiar había empeorado considerablemente debido a la disminución de sus ingresos y un 24% manifestó tener mayores dificultades para acceder al mercado laboral. Además, el 11% de las mujeres hizo mención también a que las interrupciones en la atención presencial de los servicios públicos unidos a la brecha digital han dificultado el acceso a recursos y apoyos necesarios para minimizar el impacto negativo de esta situación.

“Mi enfermedad, una afección pulmonar grave, me ha obligado a estar encerrada en casa... al principio, lo llevé mal, he sentido miedo. Gracias a la técnica del Programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo de COCEMFE pude descubrir las videoconferencias, y poco a poco he sido capaz de mantener el contacto con mis amistades y familiares a través de ese medio”, explica Tere G.V.,  otra usuaria del Programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo de COCEMFE.
 
Además, incide orgullosa en que “me animó a inscribirme a cursos online y, gracias a esto, estoy muy satisfecha de haber actualizado mis conocimientos sobre contabilidad. Ahora me siento más preparada y más segura para inscribirme a más ofertas de empleo”.

¿Y si hablamos de educación?

En tiempos de pandemia la educación ha supuesto un gran desafío y ha quedado patente que los centros educativos siguen sin estar preparados para atender las necesidades del alumnado con discapacidad.

¿Qué ocurre con estas niñas y adolescentes para las que la asistencia al aula les era de suma importancia para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje?
    
A uno de los problemas ya existentes como era la brecha digital de los y las docentes se añadió la barrera de la accesibilidad, puesto que la tecnología no se encuentra adaptada para todo el mundo y hay estudiantes con discapacidad que no tienen acceso a la misma.

La pandemia no puede poner en riesgo la educación inclusiva de los niños y niñas 

Desde COCEMFE se ha trabajado por incluir el aprendizaje y manejo de las tecnologías de la comunicación como herramienta de trabajo habitual en las aulas y entre el equipo de docentes, hacer efectiva la participación del alumnado en su propio proceso de aprendizaje y que este sea colaborativo, y tener una mejor y más fluida coordinación entre las administraciones públicas y entidades sociales para dar respuesta a las necesidades detectadas para impedir que la pandemia ponga en riesgo el derecho a una educación inclusiva y de calidad de los niños y niñas.

“Es imprescindible retomar la atención presencial en todos los servicios priorizando la atención de los grupos que tienen mayores dificultades de acceso a medios telemáticos, incrementar la atención psicosocial, retomar las frecuencias de transporte adaptado, así como garantizar la vacunación a la mayor brevedad para garantizar que los derechos de niñas y mujeres con discapacidad no estén mermados como está sucediendo en la actualidad”, manifiesta Mónica Álvarez San Primitivo.
 
A veces, tras tanta desgracia, es difícil apreciar aspectos positivos cuando aún se está tratando de sobrellevar el caos que la COVID-19 ha traído.

La pandemia ha supuesto un antes y un después en la vida de las personas, pero dentro de estos cambios sociales y estructurales es importante saber que siempre se pueden sacar experiencias positivas.

Inés del Carmen Cárdenas, usuaria del Programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo de COCEMFE, lo tiene claro: “de esta pandemia, he salido más reforzada”, explica. “Veo la vida desde otro punto de vista, valoro lo que es estar viva, porque gracias a Dios no nos ha pasado nada. Valoro estar con mis hijos. Tengo mis apuros económicos, pero no nos ha pasado nada. Soy obrera, vengo de otro país, pero amo a este país, me siento muy afortunada. En general, como digo, he salido muy reforzada y valoro mucho la vida”, reafirma.

 

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