“El mercado laboral debe centrarse en la persona”

Raúl Flores es coordinador de la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA) de Cáritas. Su amplia trayectoria le llevan a hablar con claridad de las consecuencias de la desigualdad, un concepto que se está naturalizando, especialmente en materia laboral, y que genera condiciones de vida que finalmente llevan a la exclusión social, especialmente dentro de determinados grupos sociales como es el de las personas con discapacidad. En esta entrevista expone cuál es la situación actual y las medidas que propone para mejorarla y superarla.

Por
María José García Pose
Raúl Flores, coordinador de la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA)
Raúl desglosa en esta entrevista las conclusiones del Informe Focus: Trabajo Decente. | Foto de Enrique Barrera Cáritas Española

¿Cómo han evolucionado las características del empleo en los últimos años?

El mercado laboral actual se caracteriza por la hiperflexibilización y por la dualización. Existen personas trabajadoras clásicas, con contratos estables y remuneraciones ajustadas a sus respectivos convenios y una bolsa cada vez mayor de personas trabajadoras inestables, con condiciones de trabajo inseguras y precarias, que entran en ese mercado y desarrollan su vida profesional en esas condiciones, una situación que les aporta una menor autovaloración y realización personal.

¿Qué es un trabajo decente?

Es aquel que da la estabilidad personal y social para poder ‘participar’ en la sociedad de una manera normalizada, generando ingresos y haciéndote sentir parte de la misma.

Por lo tanto, tener un trabajo actualmente no es sinónimo de tener calidad de vida.

El empleo tiene hoy en día dos dinámicas que nos complican ese desarrollo a través del trabajo. Por un lado, actualmente no hay trabajo para todas las personas y por otro, este, en muchas ocasiones, no genera los ingresos, ni las condiciones de vida adecuadas para muchas.

Necesitamos unas políticas sociales que generen unas dinámicas que ayuden a las personas a sentirse integradas e incluidas en la sociedad.

“Los derechos fundamentales deben estar garantizados independientemente de si se tiene empleo”

¿Políticas sociales que garanticen los derechos esenciales?

Los derechos deben estar asegurados y garantizados independientemente del empleo. Hay que asegurar un sistema de garantía de ingresos para todas las personas, incluso para aquellas que tienen un empleo, pero que no consiguen los ingresos suficientes. En este caso, ese sistema sirve para complementar.

En cuanto al modelo productivo, ¿qué tendría que cambiar?

Hay que dirigirse hacia un modelo productivo más sólido, buscando alternativas para las actividades estacionales. Por otro lado, es importante entender que conseguir buenas condiciones laborales para los trabajadores no resta productividad, sino que otorga modelos de negocio más estables.

¿Y en el mundo rural?

La ruralidad es un elemento que hace que el muro hacia el empleo y la inclusión social se eleve. Necesitamos cambiar los marcos normativos, ya que los actuales no favorecen la superación de esa discriminación. Hay que hacer cambios de manera adaptada al territorio y ritmo de vida en los espacios rurales, es una obligación. Su acceso a los derechos fundamentales, incluido el empleo, ha de ser igual.

¿Cuán inclusivo es el mercado de trabajo en España?

No vivimos en un mercado laboral suficientemente inclusivo. Se ha avanzado, pero estamos a años luz de donde deberíamos estar. Necesitamos un cambio de paradigma que, en lugar de centrarse en lo puramente económico, se centre en la persona, en criterios humanistas.

¿Cómo se llega a ese paradigma más humanista?

Tenemos que cambiar los valores sociales sobre los cuales se asienta nuestra sociedad que son principalmente el individualismo, la meritocracia y la competencia. Por el contrario, tenemos que fomentar la colaboración y la cooperación, ya que son la principal forma dinámica de desarrollo, evolución y prosperidad de la humanidad.

“Como consumidores tenemos que conocer qué compañías son más respetuosas con la inclusión laboral”

¿Qué medidas habría que tomar para que las personas con discapacidad llegasen a ese mercado de manera igualitaria?

Hay que incentivar un proceso de sensibilización, de concienciación y de exigencia social tanto en el empresariado y la Administración, como en los consumidores de bienes y servicios. Tenemos que interesarnos por cómo se produce y qué compañías son más respetuosas y cuidan más elementos como la inclusión laboral. Eso debe condicionar nuestras acciones como usuarios. Es el momento de buscar la complicidad de toda la sociedad para alcanzar esos nuevos modelos empresariales, esa nueva forma de hacer negocio y economía mucho más integradora e inclusiva.

No obstante, una vez dentro del mercado laboral, este grupo social sigue siendo vulnerable.

Efectivamente, las personas con discapacidad, como otros colectivos con diferentes vulnerabilidades, son diana de procesos de afrontamiento de determinadas situaciones, como pueden ser las crisis económicas y sociales como la que vivimos, ya que las empresas postergan su labor de ser un espacio inclusivo.

¿Qué papel juega la formación?

Hay que pedir cualificación para todos los empleos, para darles el valor y reconocimiento que tienen, independientemente del sector. La formación tiene que estar orientada a darnos capacidades para el trabajo. Para ello las instituciones educativas tienen que abrirse a una formación mucho más experiencial y práctica, y las empresas han de ser parte de ese espacio formativo, dando oportunidades al desarrollo profesional de las personas que están estudiando.

¿Se está naturalizando esa desigualdad?

Llevamos años naturalizando la desigualdad, las condiciones de vida inadecuadas, la pobreza o la exclusión social. Todas ellas son cuestiones estructurales, por lo que tenemos que generar cambios sociales profundos para ir modificándolas poco a poco. Actualmente no es aceptable que haya personas con discapacidad que puedan y deseen trabajar y no lo estén haciendo. Tenemos capacidades para que este grupo social entre en el mercado de trabajo en igualdad de condiciones, es cuestión de priorizarlas y de establecer mecanismos para que, en un tiempo razonable, eso se pueda conseguir.

Ante esta situación, ¿la protección social ha de ser mayor?

Ha de ser más decidida y debe pasar por un diálogo social, una comprensión y valoración conjunta de toda la sociedad para determinar hacia dónde queremos avanzar y qué nivel ético queremos tener como sociedad. Necesitamos salir de nuestro individualismo y orientarnos al bien común, mirando desde la perspectiva de la minoría. Desde ese prisma podremos diseñar una sociedad para todas las personas que sea capaz de ser un hogar colectivo.

¿Esa protección social se conseguirá con la nueva reforma laboral?

Una reforma laboral que reduzca la inestabilidad, la inseguridad, la precariedad, la temporalidad de las personas trabajadoras es un paso necesario y positivo hacia un trabajo más decente, más protector, más inclusivo. Si la reforma laboral acaba yendo en ese sentido es muy bienvenida porque puede ayudar a mejorar las condiciones de vida de muchas personas.

 

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