Deporte y COVID-19, entrenar cuando el mundo se para

Deportistas con discapacidad que, sin poder practicar su deporte por culpa del confinamiento, han tenido que entrenar igualmente para volver en las mejores condiciones a la nueva normalidad. Cuando todo el mundo paró, ellos y ellas entrenaban.

Por
César Jiménez
Nuria Marqués entrenando tras decretarse el estado de alarma.
Nuria Marqués entrenando tras decretarse el estado de alarma.

El confinamiento provocado por COVID-19 hizo proliferar el número de personas que montaban su propio gimnasio improvisado en el salón de su casa y se aficionaban a ‘youtubers’ que entrenaban en directo para hacer más llevaderas las horas y horas encerradas en sus domicilios sin otra cosa que hacer. Tan rápido se enganchó la población a estas actividades virtuales, como perdió el interés a medida que los días se iban sucediendo y surgían nuevas aficiones como hacer tu propio pan en casa, montar puzles o hacer videollamadas con las amistades.

Sin embargo, en la época del confinamiento más estricto, deportistas con discapacidad tenían que entrenar día tras día en sus casas varías horas para no perder todo el progreso ganado durante la temporada.

Es el caso de Nuria Marqués, nadadora que a sus 21 años ya cuenta con dos medallas paralímpicas conseguidas en los Juegos celebrados en Río de Janeiro y narra cómo seguía “una rutina de dos o tres horas al día que me mandaba mi entrenador”. Aunque afirma que empezó “con muchas ganas, porque todo lo nuevo lo coges a veces con muchas ganas”, reconoce que “a lo largo de los días costaba más y se hacía un poco pesado”.

A este respecto, explica que esa sensación se debía a que, en definitiva, “tampoco estaba haciendo mi deporte que es nadar y es lo que realmente me gusta”, sino que “estaba en casa, en una habitación, porque tampoco tenía un espacio en concreto en mi casa para hacer deporte”. “Necesitaba tirarme a la piscina y tocar agua”, recuerda.

“Al principio fue un poco más estresante, porque como no se había movido ningún campeonato, seguíamos teniendo los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020, se nos venía el tiempo encima y no estábamos entrenando al 100% porque nos habían cerrado las piscinas”, explica Marqués, quien rememora la sensación de alivio cuando recibió la noticia de que se aplazaban para el año 2021. “Celebrar los Juegos ahora era un poco inviable, porque, aunque nosotros estemos mucho mejor que hace unos meses, hay países que están bastante mal con esta pandemia, por lo que llegaríamos en condiciones muy diferentes cada uno y el deporte lo bonito es poder competir todos y poder competir al máximo de lo que podemos”, defiende.

A pesar de las dificultades provocadas por el COVID-19, esta nadadora afirma que “también hay que saber sacar las cosas buenas de esta etapa” y celebra que pudo “estar con la familia y verla mucho más”, ya que “entre que ellos trabajan y yo estaba prácticamente fuera todo el día entre la universidad y entrenando, no coincidíamos casi y eso que vivimos bajo el mismo techo”.

Necesitaba tirarme a la piscina y tocar agua.

Por suerte, comenta que “ahora estamos entrenando, yendo a la piscina y la verdad es que muy bien” y de cara al futuro asegura que “voy a trabajar y esforzarme al máximo y voy a intentar llegar en las mejores condiciones posibles”.

Y es que aparte de las consecuencias económicas que ha tenido el confinamiento en España y en el mundo, estar tantos días encerrados y encerradas en casa provocará efectos en la forma física de personas con y sin discapacidad y, también, en su salud.

“Sin lugar a dudas el confinamiento ha podido provocar un empeoramiento de la salud de las personas con discapacidad”, destaca, José Alberto Álvarez, presidente de la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física (FEDDF), entidad miembro de COCEMFE, quien sostiene que “aquellas personas con algún tipo de discapacidad que practican deporte o realizan actividad física adaptada de manera más o menos continuada tienen una mayor capacidad de adaptación a estas situaciones, si lo comparamos con los que son más sedentarios”.

Asimismo, pone el foco en que “además del estado físico propiamente dicho, la actividad física que cada uno hemos podido pautar y llevar a cabo a diario en nuestros hogares nos ha permitido eliminar toxinas que han ayudado a llevar mejor una situación que ha sido difícil desde el punto de vista anímico para muchos”.

De esta manera, los beneficios del deporte son múltiples, puesto que, además de mejorar el estado de salud de las personas y prevenir futuras enfermedades o discapacidades, tiene efectos positivos a nivel psicológico y emocional.

Coincidiendo con Marqués, Álvarez argumenta que “todo parece indicar que la decisión de aplazar los Juegos Paralímpicos de Tokio hasta 2021, aunque fue una decisión muy difícil de aprobar, fue acertada”, puesto que “la mayoría de países participantes no hubieran podido preparar convenientemente la cita olímpica y paralímpica, e incluso, les podrían haber prohibido viajar por la situación sanitaria derivada COVID-19”.

Para que los deportistas y las deportistas que representarán a España en Japón realicen un buen papel, el presidente de la FEDDF afirma que “desde el Comité Paralímpico Español se proporcionó distinto material deportivo a los deportistas incluidos en el Plan ADOP, y desde las Federaciones Españolas estuvimos pendientes con nuestros técnicos de su evolución durante esas semanas”. Por ello, hace hincapié en que “aunque el confinamiento nos ha afectado a todos mestoy seguro de que, poco a poco, cuando podamos ir programando eventos a nivel estatal y autonómico (siguiendo siempre las pautas que las autoridades sanitarias fijen), nuestros y nuestras deportistas y selecciones nacionales podrán llegar a los Juegos del próximo año con la ilusión de pelear entre los y las mejores”.

Y es que el confinamiento ha afectado a prácticamente la totalidad de los equipos, pero mención aparte merecen también aquellos que, además de requerir una gran preparación, tanto a nivel físico como mental, precisan de una compenetración extrema con el resto de personas. Son los deportes de equipo.

Es el caso del baloncesto en silla de ruedas y el entrenador de la selección española de baloncesto en silla de ruedas, Oscar Trigo, comenta cómo “en el momento en el que explota COVID-19 y tenemos que confinarnos, estábamos en los dos últimos meses de la temporada de clubes y estábamos pendientes de una primera concentración en Semana Santa donde seleccionamos 18 jugadores para realizar un primer corte y quedarnos con 14”.

“Justo en la semana en la que teníamos que estar concentrados, juntamos a todo el equipo por videoconferencia, tanto técnicos como jugadores, e hicimos una reunión de 29 o 30 personas, donde desarrollamos varios escenarios diferentes”, relata Trigo, que explica que al final decidieron que “no íbamos a quedarnos parados esperando a que pasara lo que tuviera que pasar, por lo que empezamos a trabajar en un plan de acción para podernos ver lo antes posible”.

Con este objetivo, el seleccionador narra que comenzaron a trabajar en un programa de preparación física en casa para “intentar conseguir que los jugadores muscularmente estuvieran en óptimas condiciones para que, cuando volvieran a entrenar, no se lesionaran”.

No podemos vivir con el miedo a qué pasará.

Por otro lado, cuenta que, a nivel psicológico, “las primeras cinco semanas de confinamiento hicimos, lo que llamamos, cápsulas formativas”, en las que “el equipo estaba convocado para conectarse por videoconferencia y generamos una temática diferenciada cada semana”.

Los temas a tratar fueron: los estados de ansiedad que podía generar el confinamiento, pautas contra el insomnio y para poder conciliar el sueño, técnicas de relajación para combatir el estrés, pautas de ayudas ergogénicas y nutricionales y ejercicios para mejorar el estado de ánimo de los jugadores y, por último, planificar cómo sería el desconfinamiento y el trabajo posterior.

En este aspecto, Trigos señala que no hay dos confinamientos iguales, ya que “hemos vivido situaciones en las que había jugadores que han vivido el confinamiento de maravilla o han estado con su familia o con su hijo y ha sido fantástico y por otro lado ha habido jugadores con mucha ansiedad, no tienen familia y para ellos el baloncesto es el centro neurálgico de sus vidas”. “Las realidades son muy diferentes, lógicamente”, resalta.

Por último, Trigos incide en que “en todos los deportes, independientemente de que sean colectivos o individuales, el estado anímico es importantísimo” y aunque reconoce que “la duda, el miedo y la incertidumbre a un posible rebrote van a estar ahí”, sostiene que “no podemos vivir con el miedo a qué pasará, sino que tenemos que trabajar a partir de lo que tenemos”.

El deporte, además de repercutir beneficios a la salud física y mental de las personas con discapacidad, también sirve como generador de relaciones sociales, fundamental para llevar a cabo una vida normalizada y formar parte activa de la sociedad.

Por ello, el presidente de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), Anxo Queiruga, anima a “practicar deporte adaptado a la condición de salud de cada persona, puesto que están demostrados los múltiples beneficios que luego repercuten en nuestro bienestar”.

“Contar con deportes adaptados que a las personas con discapacidad nos permitan tanto competir profesionalmente como practicarlo a nivel amateur es fundamental para avanzar en nuestra inclusión social y familiarizarnos con conceptos tan importantes como el compañerismo, el esfuerzo y la empatía”, concluye Queiruga.

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